La Administración Pública ofrece un amplio conjunto de servicios públicos gracias a los impuestos que recauda. La obligación de la Administración no es sólo crear las infraestructuras que dan soporte a los servicios sino que también se ve obligada a lleva a cabo el mantenimiento continuado necesario que las conserve en buen estado y que no supongan ningún peligro para la seguridad de los usuarios de la misma. Este es el caso, por ejemplo, de las carreteras, las calles, las aceras o de cualquier vía pública por la que se transite a pié o en vehículo.